sábado, 10 de marzo de 2012

FANATISMOS: TOM KNOX



Hoy hablaré un poco de un skater que me flipó en los primerísimos noventa, Tom Knox, que además comparte nombre con un joven patinador inglés de la actualidad y fue el que le dió el apodo a nuestro amigo TOM, ya que su primera tabla fue una Santa Cruz Tom Knox, aunque mi primera tabla también lo fue y para mi el destino deparaba otro apodo.

Tom Knox, el verdadero (no el de la Parellada de Cambrils), nació en Visalia en 1971, es decir, nació en un lugar de California que es y fue el centro neurálgico del skateboarding, un pueblo que ha dado mucho pro y patinador insigne y escenario de la película Ken Park de Larry Clark. Ambiente califoniano 100%. Tom Knox era un entusiasta del punk y del hardcore, tanto es así que, en la antigüedad, sus estampas eran confundidas con las de un Neo-nazi y eso le provocaba muchos problemas. No se vayan a creer ustedes que ir con la cabeza rapada en 1990 es lo mismo que ir ahora así, bueno, ni los pantalones militares o ni siquiera llevar una camiseta de skate...joder, todavía recuerdo cuando cualquier cosa era casi sinónimo de alarma social: un peinado, unas zapatillas con una forma sin precedentes, una gorra, unos pantalones...cualquier cosa te valia una burla en la calle por parte de cualquier gañan que ahora va en chándal, está gordo, se casó con otra foca y se reproduce criando estos pequeños monstruos que llevan al desquicie a los maestros de la escuela pública.

En fin, Tom patinaba rápido, con trucos sencillos y contundentes, no por ello fáciles, pero sí básicos, con un estilo acorde al de la música cañera que adornaba sus partes y un feeling total de tralla skater de la que a veces se echa de menos en el personal. Además de todo ello, era un patinador muy admirado por el todoterrenismo que manejaba, ya que a pesar de ser uno de los puntales del street de la época, tenía un talento en transición, vertical o no, que ya quisiéramos muchos perros callejeros.

Bueno, después del rollo que unos leerán y otros paletos que no leen ni la etiqueta de su champú no leerán, os dejo con algunas partecillas de este caballero que hoy cuenta con 41 años de edad y creo que todavía le mete caña en algún rincón de la soleada California.